Don Enrique,
Lamento no haber hablado más con mi padre. El fue un hombre
de campo y en algún punto entendía más a las plantas que a las personas. Ojalá
acometiera yo alguna tarea con la pasión con la que el combatía la hormiga.
Verá, yo no pude parar de leer su entrevista y, como en la escuela, puse ese
garbanzo entre algodones.
Abandonada a su suerte, abrigada en una tibia humedad, una
idea comenzó a germinar. Pude adivinar en el verde de su débil tallo un
potencial cambio en mi vida. De todas formas, no especulé con la forma de sus
hojas o si me proveería de frutos sin semilla. Pero al corazón no se lo engaña.
Una tablita que se rompió en mi infancia me privó de muchos
lujos. Pero hubo uno que olvidó llevar. Mi replica del Calypso de Cousteau para
armar. Me recuerdo jugando con él, con una media roja en la cabeza y diciendo
con voz nasal “nos adenggtramozzz eng las poggfundidaes del Niagara…” Tiempo
después Ud me hace notar que el propio Cousteau fue un publicista, que subió el
mundo marino hacia nosotros, haciéndonos mejores en el asombro.
Alguien me dijo que la gente no pierde el tiempo. Se aferra a unas pocas casualidades y funda sobre ella su existencia. Mis ganas de tener un trabajo creativo. Su precepto de iniciar la agencia con gente que no hubiera trabajado en publicidad. La sed y el agua.
No quiero quitarle más tiempo, le adjunto mi CV con la esperanza de poder algún día conversar un rato mirando el mar. Alguien definió la locura como hacer las mismas cosas esperando distintos resultados. Este es mi disparo de cordura.
Un fuerte abrazo,
Henry
Alguien me dijo que la gente no pierde el tiempo. Se aferra a unas pocas casualidades y funda sobre ella su existencia. Mis ganas de tener un trabajo creativo. Su precepto de iniciar la agencia con gente que no hubiera trabajado en publicidad. La sed y el agua.
No quiero quitarle más tiempo, le adjunto mi CV con la esperanza de poder algún día conversar un rato mirando el mar. Alguien definió la locura como hacer las mismas cosas esperando distintos resultados. Este es mi disparo de cordura.
Un fuerte abrazo,
Henry