sábado, 26 de mayo de 2012

La Carta


Don Enrique,

Lamento no haber hablado más con mi padre. El fue un hombre de campo y en algún punto entendía más a las plantas que a las personas. Ojalá acometiera yo alguna tarea con la pasión con la que el combatía la hormiga. Verá, yo no pude parar de leer su entrevista y, como en la escuela, puse ese garbanzo entre algodones.

Abandonada a su suerte, abrigada en una tibia humedad, una idea comenzó a germinar. Pude adivinar en el verde de su débil tallo un potencial cambio en mi vida. De todas formas, no especulé con la forma de sus hojas o si me proveería de frutos sin semilla. Pero al corazón no se lo engaña.

Una tablita que se rompió en mi infancia me privó de muchos lujos. Pero hubo uno que olvidó llevar. Mi replica del Calypso de Cousteau para armar. Me recuerdo jugando con él, con una media roja en la cabeza y diciendo con voz nasal “nos adenggtramozzz eng las poggfundidaes del Niagara…” Tiempo después Ud me hace notar que el propio Cousteau fue un publicista, que subió el mundo marino hacia nosotros, haciéndonos mejores en el asombro.


Alguien me dijo que la gente no pierde el tiempo. Se aferra a unas pocas casualidades y funda sobre ella su existencia. Mis ganas de tener un trabajo creativo. Su precepto de iniciar la agencia con gente que no hubiera trabajado en publicidad. La sed y el agua.


No quiero quitarle más tiempo, le adjunto mi CV con la esperanza de poder algún día conversar un rato mirando el mar. Alguien definió la locura como hacer las mismas cosas esperando distintos resultados. Este es mi disparo de cordura.


Un fuerte abrazo,


Henry

martes, 1 de mayo de 2012

2014


Una cita que los exploradores interpretan como un buen consejo a la hora  de iniciar su diario de viaje.

“Pierre,  nuestro guía alpino,  que se ha curado de su penoso mareo y ha recomenzado a escribir sus  memorias,  viene a pedirme que le preste «la que aleja las palabras». Me lleva un tiempo comprender que se trata de una goma de borrar”.
JEAN CHARCOT, Autour du Pôle Sud