domingo, 26 de junio de 2011

Olores y amores


No me gusta ir a la casa de la abuela. Es oscura y tiene olor a sopa. Odio la sopa, aunque sea de letritas. Mati me escribió NAVO y se reía, hasta que Mamá lo vio y le dijo que iba con B de burro, como él. Le dijo que si seguía así se quedaría sin los caramelos de postre. A mí, los que más me gustan son los violetas. No sé si por el gusto, o más bien porque son los que mejor resisten el calor del bolsillo de la abuela. Mati dice que son caramelos babosa, mientras me saca la lengua mostrándolos. Las babosas son caracoles sin casa, como nosotros, porque la unidad reajustable para Papá está cara. El abuelo dice que alquilando tiramos la plata a la calle, pero con Mati nunca vimos ni una moneda en el patio. Ojalá pasáramos más tiempo en el patio, jugando a la pelota. Pero en la siesta no se puede jugar, y a Mati le divierte más disfrazarse con los vestidos de la abuela. El abuelo dice que es una mariposita, pero nunca lo vi usando alitas. El día que se comió todas las pelotitas blancas con olor raro del ropero casi se va al cielo. Pero sin alas no se puede llegar muy lejos.    

2 comentarios:

María Mácula de Rojo dijo...

también a mí me gustó esto con lo que me topé! por lo que veo el espacio es nuevito,ojalá siga.saludos y a seguir escribiendo y leyendo

Oso dijo...

que lindo :)
Abrazo,
Oso